El próximo año es decisivo para la acción climática mundial. América Latina, el Caribe y otras regiones del mundo se encuentran en un momento crítico de adaptación a las condiciones extremas que amenazan la vida en la Tierra. Para mitigar estos efectos, los países firmantes del Acuerdo de París deben actualizar sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por su sigla en inglés), es decir, establecer nuevas metas climáticas que guiarán las agendas gubernamentales. En este sentido, Climate Reality América Latina enfatiza que, es urgente una transformación profunda y acelerada en la manera en que producimos, consumimos e interactuamos con el planeta.
Las NDCs, que constituyen el núcleo del Acuerdo de París, representan los esfuerzos nacionales para reducir emisiones, adaptarse al cambio climático y asegurar políticas climáticas justas. Los objetivos que se definan en el 2025 determinarán el futuro de nuestras ciudades, bosques y ecosistemas, y la disponibilidad de recursos esenciales como agua y alimentos.
Regiones clave como el Amazonas, el Caribe, y la Patagonia desempeñan un papel crucial en la mitigación de eventos climáticos extremos y en la regulación del clima. Sin embargo, el sector agrícola en América Latina, que representa entre el 5% y 18% del PIB regional, está siendo severamente afectado por el calentamiento global. La degradación del suelo y la reducción de cultivos son solo algunos de los impactos. Se espera que para el 2050, la demanda de alimentos aumente un 60%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), lo que subraya la necesidad de una acción climática urgente.
A pesar de estos desafíos, en el 2022 los subsidios a los combustibles fósiles aumentaron a nivel mundial en 1.3 billones de dólares, más del doble con respecto al 2020. Sin embargo, América Latina tiene ventajas competitivas que podrían contribuir a soluciones climáticas y a paliar los efectos negativos en el medio ambiente. La región podría ver un aumento del 460% en su capacidad eólica y solar para el 2030, según Global Energy Monitor. No obstante, aunque países como Argentina, Brasil y México han hecho avances significativos, aún no hay compromisos claros para eliminar el uso de carbón, gas o petróleo para el 2030, ni para acabar con los subsidios a los combustibles fósiles.
Las ventajas competitivas de la región para aportar soluciones al cambio climático y adaptarse a sus efectos deben materializarse en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas. En noviembre se llevará a cabo en Brasil la Cumbre anual del G20, lo que representa un momento decisivo para impulsar la ambición de las NDCs de los 20 países que representan el 80% de las emisiones globales. Durante este encuentro, se promoverá el diálogo de alto nivel entre gobiernos, instituciones financieras y organismos internacionales para catalizar la alineación con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
En este contexto, The Climate Reality Project América Latina ha lanzado la campaña «Nuestro Desafío Común», que busca movilizar a líderes y ciudadanos para participar activamente en la actualización de las NDCs. Del 1 al 27 de agosto, se ofrecerán capacitaciones en línea para concientizar sobre la importancia de esta temática y la necesidad de un compromiso gubernamental sólido para mitigar los efectos del cambio climático.