En una época donde la equidad de género se ha convertido en tema central, el sector energético enfrenta desafíos importantes. Y es que, aunque existen avances en la inclusión de mujeres en roles técnicos y de liderazgo, aún persisten disparidades que requieren atención inmediata.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), solo el 16% de los trabajadores en la industria energética son mujeres, a pesar de que constituyen casi el 40% de la fuerza laboral a nivel global. Esta disparidad coloca al sector como uno de los menos diversos en términos de género en la economía mundial actual.
Además, las mujeres se encuentran con barreras en el acceso a oportunidades de crecimiento profesional y promociones dentro de la industria. Según la AIE, las mujeres reciben salarios un 15% más bajos que los hombres con habilidades similares y menos del 15% de los roles directivos en el sector energético son ocupados por ellas.
La falta de modelos a seguir y redes de apoyo específicas, así como los estereotipos de género arraigados y barreras culturales, desalientan a las mujeres a seguir carreras en estos campos y contribuyen a la brecha. Esto se refleja en datos que muestran que solo el 11% de las fundadoras de empresas emergentes son mujeres, una proporción considerablemente menor que en otros sectores, resaltando la necesidad de crear entornos más propicios para las emprendedoras.
Un aspecto crucial es la necesidad de abordar la seguridad y el bienestar de aquellas que trabajan en contextos energéticos, especialmente en áreas remotas o en instalaciones de extracción de recursos. Se requieren políticas y prácticas laborales que protejan a las mujeres contra la discriminación, el acoso y otras formas de violencia de género.
Para superar estos desafíos, se necesita un enfoque integral que incluya acciones afirmativas para aumentar la representación de empleadas, directivas y empresarias en roles en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), que son fundamentales para el sector energético, así como programas de capacitación y mentoría específicos. Además, es fundamental promover una cultura organizacional inclusiva que valore la diversidad de género y garantice un ambiente de trabajo seguro y equitativo para todas ellas.
En última instancia, abordar las disparidades de género en dicha industria responde a una cuestión de justicia social, ya que sin equidad es imposible encontrar las soluciones más innovadoras, sostenibles e inclusivas a los desafíos que enfrenta el mundo, una premisa respaldada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su enfoque sobre el desarrollo humano.
Si deseas más información consulta: International Energy Agency https://www.iea.org