Comunidades aliadas: programas de valor compartido que están transformando regiones

valor compartido

El concepto de valor compartido ha comenzado a transformar la manera en que las empresas mexicanas se relacionan con las comunidades donde operan. A diferencia de los programas filantrópicos tradicionales, estas iniciativas buscan generar beneficios mutuos: las comunidades reciben infraestructura, educación o servicios de salud, mientras las empresas fortalecen su entorno, aseguran talento local y construyen relaciones sostenibles en el largo plazo.

En un país con fuertes desigualdades regionales, este modelo cobra particular relevancia. Según el Consejo Coordinador Empresarial, las compañías que invierten en proyectos comunitarios sostenibles logran mejores indicadores de reputación, retención de talento y productividad. Pero, sobre todo, se convierten en agentes de cambio que generan desarrollo más allá de sus plantas o centros de operación.

Empresas en México que apuestan por el valor compartido

Algunas de las empresas en México con programas de valor compartido ya muestran resultados tangibles. Cemex, por ejemplo, ha impulsado proyectos de vivienda social y capacitación técnica para jóvenes en Nuevo León, integrando a las comunidades en la cadena de valor de la construcción. Grupo Bimbo desarrolla programas de nutrición infantil y cuidado ambiental en zonas rurales, mientras fomenta redes de proveedores locales.

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En el sector energético, Iberdrola México ha construido escuelas y clínicas en comunidades cercanas a sus plantas, con proyectos de energía limpia que incluyen a las poblaciones en su operación y mantenimiento. Por su parte, PepsiCo México ha trabajado con agricultores de papa y maíz en estados como Guanajuato y Michoacán, implementando prácticas de agricultura regenerativa y apoyando el acceso a financiamiento y capacitación técnica, lo que fortalece a productores locales y asegura una cadena de suministro más sostenible.

Estos casos demuestran que cuando las empresas establecen alianzas reales con comunidades, no solo se reduce la conflictividad social, también se generan economías locales más sólidas y entornos sociales más resilientes.

Valor compartido como estrategia de sostenibilidad

El valor compartido en México va más allá de la responsabilidad social empresarial: se trata de alinear el modelo de negocio con el bienestar del entorno. Esto implica medir resultados no solo en términos financieros, sino también en impactos sociales y ambientales.

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Las empresas que apuestan por esta estrategia reconocen que su futuro depende del desarrollo de los territorios donde operan. Al garantizar acceso a infraestructura básica, educación técnica y salud comunitaria, crean condiciones que les permiten operar de manera más estable, atraer talento y fortalecer sus cadenas de suministro.

El reto hacia adelante será consolidar métricas claras de impacto y fomentar la colaboración entre sector privado, sociedad civil y gobiernos locales. Si se logra, el valor compartido puede convertirse en una de las herramientas más efectivas para transformar regiones enteras, equilibrando el crecimiento económico con el progreso social.

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Andrea Vázquez Azpíroz

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